Nocturnos es una colección de relatos
de terror del escritor irlandés John Connolly, autor de la conocida serie de
novelas policíacas protagonizadas por el detective Charlie Parker. Con una
atmósfera asfixiante que nos recuerda a clásicos como Poe o King, el autor nos
hace viajar a un mundo de pesadillas solo apto para valientes, un universo
donde el mal campa a sus anchas, de ahí lo acertado de esta advertencia antes
de empezar la lectura: “si
deciden leer este libro de noche, iluminen su entorno con algo más que una vela”.
A lo
largo de 19 relatos, de corta extensión, a excepción del primero, el autor abre
una puerta a un abismo de horror que saca a la luz los miedos más primarios del
ser humano. Hay algo común en algunos de los relatos, y es lo cotidiano de sus
escenarios, lugares tranquilos, sosegados, donde no parece que pueda suceder
nada malo. Otros se desarrollan en lugares tenebrosos donde no se puede esperar
otra cosa que el terror. Y será allí donde surja el mal manifestado en todo
tipo de situaciones y personajes: epidemias, demonios, brujas, fantasmas,
criaturas sobrenaturales, monstruos, vampiros, maldiciones, leyendas,
asesinatos, etc.
Un
enigmático vaquero que siembra la muerte por donde pasa, un capellán militar
que ha regresado del horror de la guerra, un padre divorciado que tiene que
cuidar de sus hijos, un colegio masculino donde se celebra un extraño ritual,
un embalse maldito, un vigilante nocturno que escucha unos inquietantes ruidos,
un novelista bloqueado en busca de ideas, un circo que visita por primera vez
un pequeño pueblo, una jardinera con mucho éxito que esconde un terrible
secreto, unos montañeros que se enfrentan al más peligroso reto de sus vidas,
una casa embrujada, una promesa de compromiso nupcial con consecuencias
inesperadas o una posada abandonada con un trágico pasado, son algunos de los
argumentos de esta original colección de relatos.
En ocasiones el mal estará fuera, esperando, agazapado para
atrapar a su próxima presa. En otras, el mal fluye dentro de los protagonistas
que serán víctimas de sus propios vicios y pecados. En todos los casos
encontramos desesperanza e impotencia frente al mal. No hay armas para luchar
contra su poder, tampoco la fe cristiana, que aparece reflejada en algunos de
los relatos sin significado, vacía, como simple religión que no tiene respuesta
ante la profundidad de los interrogantes planteados. Afortunadamente en la
verdadera fe cristiana sí podemos encontrar respuestas, esperanza y redención.
En resumen, estamos ante un libro que se podría resumir con este
párrafo extraído de uno de los relatos: “creamos
monstruos y confiamos en que las lecciones implícitas que hay en sus relatos
nos guíen cuando nos tropecemos con lo más horrible de la vida. Atribuimos
nombres falsos a nuestros miedos y rezamos para no enfrentarnos a nada peor de
lo que nosotros mismos hemos creado”.
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