miércoles, 24 de septiembre de 2014

Espronceda

Espronceda, liberal, conspirador, exiliado, turbulento y apasionado en su vida amorosa, es el ejemplo más claro de un romántico.
La obra poética de este escritor extremeño se inició con un poema épico, El Pelayo, y con poemas patrióticos en los que exaltó las ansias de libertad y el rechazo de la tiranía. Su consagración llegó con la aparición de las Canciones. Son seis composiciones referidas a tipos humanos marginales, símbolos de valores ideológicos y morales:  El verdugo, El reo de muerte, El mendigo, El canto del cosaco y La canción del pirata.
La canción del pirata es uno de los poetas más conocidos de la poesía española. Prácticamente todo el mundo conoce el principio del poema. La Canción del pirata, publicada en enero de 1835 en El Artista es una obra fundamental en la evolución de Espronceda y en la poesía romántica española. Todos los críticos han subrayado las cualidades formales de esta canción y han puesto de relieve las innovaciones métricas que contiene.
El crítico Robert Marrast, en suIntroducción a Poesías líricas y fragmentos épicos de José de Espronceda,  destaca “la sencillez del vocabulario, la ausencia de toda fraseología convencional, que seguramente contribuyeron a la perdurable popularidad de estos versos.” Según este mismo crítico, Espronceda, con la Canción del pirata, “rompe no solo con el neoclasicismo, sino con el género caballeresco (romanticismo primitivo) para inventar un tipo de expresión poética totalmente nuevo.”
El  pirata es un tipo literario de larga tradición. El personaje de Espronceda pertenece al mismo tipo que el Moor de Schiller, el Robin Hood de Walter Scott, el corsario y el Lara de Byron, el don César de Bazán y el Hernani de Victor Hugo. Pero es la primera vez que aparece en la poesía española del siglo XIX un personaje que afirme y reivindique con orgullo su independencia frente a la sociedad, su amor a la libertad y su rebelión contra un mundo cuyos intereses y preocupaciones éticas le parecen irrisorios y absurdos.
Para aquellos a los que os gusta oír los textos, sólo tenéis que pinchar en la imagen. Leen La canción del pirata para vosotros los locutores de RNE en el programaLa estación azul con motivo del bicentenario del nacimiento del poeta.
¿Queréis oírla en versión rap? Frank T, presentador de La Cuarta Parte en Radio 3, y Zenit interpretan esta versión rap de ‘La canción del pirata’ de José de Espronceda. Pinchad al nene rapero.
Para los que preferís leer vosotros mismos, aquí está:
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.
 
La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:
 
Navega, velero mío
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
 
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.
 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
 
Allá; muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí; tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
 
Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pechos mi valor.
 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
 
 
A la voz de “¡barco viene!”
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.
 
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.
 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
 
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá; en su propio navío
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.
 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
 
Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
 
Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.
 
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.
Los poetas Nicolás Guillén y Vicente Huidobro parodiaron diferentes fragmentos de La canción del pirata. El de Guillén se basa prácticamente en cambios fonéticos, resaltando la intensa sonoridad del poema de Espronceda, pero el de Huidobro altera lexemas y, por consiguiente, da un nuevo significado más allá del tono humorístico que se deriva del de Guillén. Leedlo y contadme qué opináis. ¿Os veis capaces de hacer algo parecido? Mandadlo al blog.
Con diez coñones por bonda,
vianto en pipa a toda bula,
no carta el mer, sino viula
un bularo bergantón:
bajol pireta que lloman
por su bravara “El Temodo”,
en tido el mer conosodo
del ino al etro confón.
                        Nicolás Guillén
La lona en el mar riela
en la luna gime el viento
y alza en blanco crujimiento
alas de olas en mi azul.
                       Vicente Huidobro
 
Y tenemos, por supuesto, la versión que el grupo Tierra Santa hizo de la célebre canción:
Espronceda es autor de dos poemas extensos, El estudiante de Salamanca,probablemente su mejor obra, y El diablo Mundo, poema lírico, filosófico y social, que dejó sin terminar y que incluye el Canto a Teresa, una elegía dedicada a su amada Teresa Mancha después de su muerte.
El estudiante de Salamanca desarrolla en cuatro partes la leyenda del libertino e impío don Félix de Montemar, nuevo Don Juan, cuya amada, Elvira, seducida y abandonada por él, muere de pesar. También muere en un desafío su hermano que intenta vengarla. Una noche el espectro de Elvira se aparece a Montemar, éste la persigue y en un viaje alucinante presencia su propio entierro y su boda con el esqueleto de la desdichada Elvira. Finalmente muere. Para leer la obra, pinchad en la imagen. Si os apetece escucharla, el programa Historias de RNE realizó la narración poética dramatizada de la obra. Pinchad en la imagen de la niña:

Lee aquí el texto al completo
Ve aquí la serie de tv española

Diablo mundo y “Canto a Teresa”
"El Diablo Mundo" es un poema que configura una pesimista visión del mundo y del ser humano. Cuenta las experiencias del hombre en este "valle de lágrimas" y su desengaño. El poema se presenta en estado fragmentario. Hay un variedad de asuntos, temas, tonos, multitud de digresiones: todo esto para expresar la compejidad dela existencia y del universo.
"El canto a Teresa" que se sitúa en el comienzo del poema, según su propio progenitor, no está relacionado de manera alguna con el resto y es sólo un "desahogo del corazón". Pero el amor forma una parte muy importante de la vida humana, así que un canto dedicado a la mujer en el poema que pretende tener en cuenta todos los aspectos de la vida no extraña El canto tiene carácter extremamente personal e íntimo, y podemos identificar el "yo lírico" con el autor. Espronceda aquí llora su amor y éste amor perdido provoca reflexiones sobre la esencia del amor y su lugar en la vida.
Los primeros cuatro versos son una apóstrofe a los tristes recuerdos que ha dejado el amor en el corazón del poeta. Luego pasamos a una descripción de su juventud. Es una juventud llena de amor: “yo amaba todo”-confiesa el autor. El mundo era bueno y le parecía favorable, el sol iluminaba su alegría. Era orgulloso y audaz. Dotado del valor y de la fe del caballero, virtud del héroe y amor del trovador soñaba con glorias. Vivía con ingenuas ilusiones y esperanzas. Su amor era pura, inocente y espiritual, parecía un "dulce canto" que habitaba en su alma. El autor evoca el Edén como el lugar donde había nacido su sentimiento.
El objeto del amor parecía inmaterial:
¡Una mujer! En el templado rayo
De la mágica luna se colora,
Del sol poniente al lánguido desmayo
Lejos entre las nubes evapora
(...)
Tenía algo sagrado, angelical, divino. Era más bella, superior a la misma naturaleza, poseía un encanto celestial. No era mujer de carne y hueso y tanto ella como el sentimiento del autor eran pura ilusión, un ensueño. El intento de materializar esa ilusión hizo que que dejara de existir, destruyera el sueño y con él el amor. Francisco García Lorca afirma: "El amor que nace de ilusiones no puede alimentarse de ellas, la realización el amor engendra la impureza y con ella su muerte. Hay en Espronceda una terrible idea angustiosa de que el amor degrada. Lo que más alto hace subir el espíritu el hombre, lo único que puede encender en él la chispa divina, lleva en sí, inevitable, el germen de la corrupcíon."
Hay un contraste entre la primera y la segunda parte del canto, un cambio radical en la percepción de Teresa. Ahora la mujer empieza a ser la encarnación del pecado. Espronceda compara a Teresa con un cristalino río, que después es torrente y termina siendo un estanque de aguas corrompidas.
.
El poeta culpa a Teresa por la infidelidad de esposa cometida con él mismo, menciona que sus hijos y la sociedad se han vuelto contra ella. Bendice la muerte que la ha liberado del dolor y de la desdicha.
Sin embargo, no puede olvidarse del amor, no es capaz de arrrancar a Teresa de su mente. Su recuerdo sigue siendo muy vivo, el poeta está convencido que será eterno. El dolor de su desgarrado corazón es insoportable. Ya incluso no es capaz de llorar. Aconseja huir del amor cuya pureza ha sido envenenada por el infierno y por lo tanto causó tanto dolor, arruinó la vida del autor.
(...)
Dentro del pecho mi dolor oculto,
Enjuago de mis párpados el llanto,
Y doy al mundo el exigido culto:
Yo escondo con vergüenza mi quebranto,
Mi propia pena con mi risa insulto
Y me divierto en arrancar del pecho
Mi mismo corazón pedazos hecho.
Para olvidar de su dolor quiere embriagarse de alegría.
El canto expresa todas las ideas de Espronceda sobre el amor. Pone de manifiesto la triste convencimiento de que el verdadero amor es imposible de realizar. Amar es vivir con una ilusión: de ahí viene su tragedia, pero también la belleza el amor.
El "Canto a Teresa" es el grito de un desesperado por el fracaso del amor.
POema al completo


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