jueves, 3 de octubre de 2019

Palabras de amor. Amaral

A propósito del amor    ( Día de San Valentín  )

Cómo hablar   Amaral
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Si volviera a nacer, si empezara de nuevo, 
volvería a buscarte en mi nave del tiempo. 
Es el destino quien nos lleva y nos guía, 
nos separa y nos une a través de la vida. 
Nos dijimos adiós y pasaron los años, 
volvimos a vernos una noche de sábado, 
otro país, otra ciudad, otra vida, 
pero la misma mirada felina. 
A veces te mataría, y otras en cambio te quiero comer, 
ojillos de agua marina. 

Estribillo
Cómo hablar, si cada parte de mi mente es tuya 
y si no encuentro la palabra exacta, cómo hablar. 
Cómo decirte que me has ganado poquito a poco 
tu que llegaste por casualidad, como hablar. 




Como un pájaro de fuego que se muere en tus manos, 
un trozo de hielo desecho en los labios, 
la radio sigue sonando, la guerra ha acabado, 
pero las hogueras no se han apagado aún. 






EL COLLAR DE LA PALOMA (Framento) 
                                           
     
Reseña biográfica
Polígrafo árabe-español nacido en Córdoba en el año 994 en el seno de una familia aristocrática. Su infancia, hasta los quince años, transcurrió en la corte cordobesa, por ser su padre un alto funcionario al servicio del gran Almanzor.
Participó en las intrigas que influyeron en la evolución de las guerras que acabaron con el califato Omeya. En 1023 fue nombrado Visir y al terminar el gobierno Omeya un año después, fue encarcelado. Una vez libre, renunció a la política, abandonó el rito Malequí y adoptó el rito Zaharí.
Sus obras más representativas son "El collar de la paloma", considerado como el más bello libro  sobre el amor en lengua árabe, "La Historia crítica de las religiones, sectas y escuelas""El bordado de la novia" y "Los caracteres y la conducta".  Falleció en Montíjar en el año 1063.
SOBRE LAS SEÑALES DEL AMOR
Tiene el amor señales que persigue el hombre avisado y que puede llegar a descubrir un observador inteligente.

Es la primera de todas, la insistencia de la mirada, porque es el ojo puerta abierta del alma, que deja ver sus interioridades, revela su intimidad y delata sus secretos. Así, verás que cuando mira el amante, no pestañea y que muda su mirada adonde el amado se muda, re retira adonde él se retira, y se inclina adonde él se inclina, como hace el camaleón con el sol…….. Otra señal es la sorpresa y ansiedad que se pintan en el rostro del amante cuando impensadamente ve a quien ama o éste aparece de súbito, así como el azoramiento que se apodera de él cuando ve a alguien que se parece a su amado, o cuando oye nombrar a éste de repente. Sobre esto he dicho en un poema: 


Otras señales e indicios de amor, patentes para el que tenga ojos en la cara, son: la animación excesiva y desmesurada; el estar muy juntos donde hay mucho espacio; el forcejear por cualquier cosa que haya cogido uno de los dos; el hacerse frecuentes guiños furtivos; la tendencia a apretarse el uno contra el otro; el cogerse intencionadamente la mano mientras hablan; el acariciarse los miembros visibles, donde sea hacedero, y el beber lo que quedó en el vaso del amado, escogiendo el lugar mismo donde posó sus labios…

Otras señales de amor son: la afición a la soledad; la preferencia por el retiro, y la extenuación del cuerpo, cuando no hay en él fiebre ni dolor que le impida ir de un lado para otro ni moverse. El modo de andar es un indicio que no miente y una prueba que no falla de la languidez latente en el alma.

El insomnio es otro de los accidentes de los amantes. Los poetas han sido profusos en describirlo; suelen decir que son los “apacentadores de estrellas”, y se lamentan de lo larga que es la noche. Acerca de este asunto yo he dicho, hablando de la guarda del secreto de amor y de cómo trasparece por ciertas señales: 
El llanto es otra señal de amor; pero en esto no todas las personas son iguales. Hay quien tiene prontas las lágrimas y caudalosas las pupilas: sus ojos le responden y su llanto se le presenta en cuanto quiere. Hay; en cambio, quien tiene los ojos secos y faltos de lágrimas.

Pero, con arreglo a la opinión general de las gentes de que el llanto es prueba de amor, tengo también una qasida que compuse antes de llegar a la pubertad y que comienza así: 
Una vez, en Almería, estaba yo de visita sentado en corro, en la tienda de Ismail ib Yunus, el médico judío, que era ducho en el arte fisiognómica y muy perito en ella, cuando Muxahid Ibn Al Husayn Al Qaysi le dijo, señalando a un hombre, llamado Hatim Abu Al Baqa’, que pasaba frente a nosotros: “¿Qué dices de ese?” Ismail lo miró un momento y luego dijo: “Que es un enamorado” “Acertaste, dijo Muxahid; pero ¿cómo lo sabes?” “No más, contestó, que por la excesiva abstracción que lleva pintada en el semblante, para no hablar de sus otros ademanes. He deducido que se trata de un enamorado, sin que haya lugar a dudas.”.


La bien querida Alta tensión





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