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Nada (1944) de Carmen Laforet
Cuando
Carmen Laforet escribió, a los 23 años, su asombrosa primera novela Nada, estaba sin duda tocada por la
gracia. Aunque tal vez fuera más exacto decir por la desgracia, y no ya tocada,
sino herida, partida, atravesada por un sufrimiento tan profundo y tan vasto
que llegó a impregnar todo su universo. Nada, como sucede casi siempre con las
obras escritas por autores muy jóvenes, es
una novela autobiográfica, de manera que el mundo atroz que describe
Andrea, la protagonista y narradora, debe de estar muy cerca de la realidad
vivida por Laforet, de una pesadilla marcada a sangre y lágrimas. Esto no resta
ni un ápice del valor literario de Nada, sino que, por el contrario, lo
multiplica
Y así, esta novela se lee como un cuento perverso. Tiene algo de relato gótico, con esa muchacha que llega a Barcelona emborrachada
de ansias de vida y que cae, como las doncellas de las fábulas, en medio de una
familia enigmática, siniestra y perturbadora. De madrugada, recién llegada
a la aterradora casa de la calle Aribau, Andrea se encierra en el cochambroso
cuarto de baño y se mira en el espejo: es como Alicia, una niña atrapada al
otro lado del azogue, no en el país de las maravillas, sino en el infierno. Hay un tono febril y delirante que impregna
toda la obra. Es el frenesí del hambre constante, que te hace ver visiones;
y es el desquiciamiento que el dolor produce cuando no puedes soportarlo. Los
personajes de Nada arrastran misterios, memorias que queman como brasas. Los
personajes, se dice literalmente en el libro, se han vuelto locos con la
guerra. La novela ganó el primer premio
Nadal, concedido en 1944. Es una obra, pues, escrita en la más álgida
posguerra; y por encima de Laforet, que nació en 1921, había pasado la
apisonadora del enfrentamiento civil. La
guerra y sus horrores protagonizan Nada, aunque apenas si se mencionen
directamente. Pero la casa de Aribau, que un día fue un hogar normal y
feliz, y que hoy ha sido reducida a la mitad (han vendido parte del piso), y
está atestada de muebles astillados, de chinches escondidas en el mugriento
empapelado, de miseria y violencia, es un preciso, escalofriante retrato de la España de posguerra; y esos dos hermanos
varones que se aman y se odian, que se intentan matar y se lloran el uno al
otro, que guardan un pasado de traiciones y denuncias, son un evidente trasunto de la locura fratricida
del 36. Leída hoy, Nada sorprende por su modernidad. Por su absoluta
carencia de sentimentalismo, pese a las atrocidades que relata. Por su estilo exacto, limpio, cortante como un
cristal, y al mismo tiempo lleno de fuerza expresiva y originalidad
poética. Y por sus personajes y sus temas. Inolvidable Gloría, esa pobre muchacha
apaleada bárbaramente una y otra vez por su marido. Inolvidable la abuela, que
es como un hada madrina deteriorada y rota. Inolvidable Andrea, la
protagonista, pasiva y casi incapaz de amar. Pero es que las verdaderas
víctimas son pasivas y están destrozadas. Con su hermosa escritura, Carmen
Laforet define en la novela a las amigas de la tía de Andrea, un puñado de
mujeres que antaño fueron muchachas felices y que ahora son seres desbaratados:
«Eran como pájaros envejecidos y oscuros, con las pechugas palpitantes de haber
volado mucho en un trozo de cielo muy pequeño». Nada nos describe ese pequeño y asfixiante fragmento de cielo. Es un cuento cruel, el cuento de la
vida cuando se vuelve mala..
Leer aquí El bosque animado
A través de su aguda sensibilidad y de un lenguaje altamente poético,
Wenceslao Fernández Flórez nos introducirá en el mágico ambiente de unbosquecillo de Galicia donde
se nos narrará por igual la vida de los
hombres (la historia de Geraldo y Hermelicia, las hambrunas de Marica da
Fame) como de los animales (el perro
de los Esmorís, los gatos, las moscas) y
las plantas (por ejemplo, la historia de los árboles y su asombro ante la
instalación de un poste eléctrico, que se creía mejor que ellos por tener una
‘utilidad’, símbolo de la industrialización y el progreso). Esto se debe a que el claro protagonista de El bosque
animado no es sino la propia
fraga de Cecebre.
Es
la intención
poética una de las
características que, junto al estilo y al tema principal, nos alejan de la
anterior novela decimonónica y nos acercan a la novela lírica o incluso
experimental.
Su gran calidad literaria la convierte en
una obra valorada en general por la crítica, y además se sale de la estética
del existencialismo y el realismo social imperante entonces decompromiso social.
También supone un anticipo del realismo mágico hispanoamericano.
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