La primera, que ocupa los primeros treinta años, se fundamentaba en la creencia de que es posible representar una realidad percibida como objetiva: el paisaje, el hombre y los conflictos sociales y políticos. Presenta varias modalidades: a) novela de la revolución mexicana. Destaca Los de abajo (1915), de Mariano Azuela (18721952), que muestra escépticamente la guerra con toda su crudeza.; b) novela indigenista. Denuncia la opresión de los indios, como en Huasipungo (1934), del ecuatoriano Jorge Icaza (1906-1978), o en El mundo es ancho y ajeno (1941), del peruano Ciro Alegría (1909-1967), que cuenta la destrucción de una comunidad indígena por intereses económicos; y c) novela de la tierra. Con el tema de fondo del conflicto entre civilización y barbarie, se narra la fuerza destructora de la selva (La vorágine, 1924, del colombiano José Eustasio Rivera, (1888-1928), el caciquismo latifundista (Doña Bárbara, 1929, del venezolano Rómulo Gallegos, (1884-1968) .Y la vida de los gauchos (Don Segundo Sombra, 1926, del argentino Ricardo Güiraldes, 1886-1927).
La segunda, con los antecedentes del relato breve modernista de tema fantástico, que cultivó el propio Rubén Darío y sus principales continuadores, el argentino Leopoldo Lugones, con relatos de temática misteriosa y mítica, y el uruguayo Horacio Quiroga (1878-1937), uno de los más destacados cuentistas latinoamericanos de su tiempo, se desarrolla a partir de los años cuarenta. El contenido narrativo se amplía con la introducción de temas urbanos sociales y existenciales. La estructura, por su parte, será compleja y la técnica narrativa se enriquecerá con innovaciones de la novela europea y norteamericana. La obra de Jorge Luis Borges y la influencia del surrealismo fueron fundamentales en este proceso de cambio. En la nueva narrativa se observan distintas tendencias, aunque destacan especialmente el realismo mágico, que incorpora elementos maravillosos, y el realismo fantástico, que introduce en la aparente lo irracional, lo inexplicable, o que presenta la realidad como una ficción, una ilusión.
1. RASGOS DE LA NUEVA NARRATIVA
1.1. Aspectos temáticos
A pesar de la lógica variedad en un ámbito cultural tan amplio como el hispanoamericano, pueden destacarse ciertas constantes:
◙ Lo mágico. La razón no es suficiente para dar cuenta de la realidad. Lo irracional aparece como un ingrediente más de la realidad cotidiana Las historias incorporan lo mágico y lo maravilloso, que proceden de creencias populares, de mito prehispánicos, supersticiones, sueños, etc... Lo extraordinario no solo es admisible, sino habitual. Esta es la línea del realismo mágico.
◙ Lo fantástico. Se percibe una realidad compleja, desordenada, ambigua, que se refleja, bien en la irrupción de lo misterioso, lo inexplicable o lo irracional en la vida cotidiana, bien en la creación de mundos ficticios en los que se especula acerca de la realidad y la posibilidad de conocerla.
◙ La condición humana. Se plantean los grandes problemas del ser humano en la sociedad contemporánea, enraizados en la situación histórica, social y física de Hispanoamérica. Destaca la búsqueda de identidad de los protagonistas, simbolizada, en ocasiones, mediante el viaje geográfico o los hechos históricos que han marcado la cultura hispanoamericana. La visión, en general, es bastante pesimista: predominan el fatalismo y la desesperanza (Rulfo), la derrota y la infelicidad de los protagonistas (Cortázar, Onetti), y la soledad y la circularidad de la historia (García Márquez).
◙ La literatura. Los narradores muestran en sus obras la preocupación por la creación literaria y exponen sus opiniones (Borges, Cortázar).
◙ El humor. Presenta diversas expresiones: la burla divertida (Cabrera Infante), la sátira (García Márquez, Vargas Llosa) y el humor metafísico o trágico (Borges, Cortázar).
◙ El erotismo. Forma parte de la condición humana y aparece relacionado con las circunstancias sociales y culturales de los personajes, aunque, en general, el amor no constituye una salida de la angustia existencial.
1.2. Aspectos formales:
La renovación atañe a las técnicas narrativas y al lenguaje y afecta, básicamente, a:
· La estructura. Sufre una notable complicación : fragmentación, presencia de historias alternadas o intercaladas, etc...
· El narrador. El narrador omnisciente se combina con otras voces narrativas ( protagonista, personaje o testigo), lo que conduce a la multiplicidad.
· El tiempo. Se rompe la linealidad temporal por medio de la inversión temporal (los saltos temporales, las anticipaciones, los regresos al pasado, las alternancias) o el caos temporal, que se obtiene combinando todos los procedimientos mencionados unidos al sueño, el recuerdo y la alucinación.
· El espacio. Lo mismo que con el tiempo
· El estilo: sobresale por la diversidad y mezcla: directo, indirecto, directo libre, indirecto libre, monólogo interior (167)
· El lenguaje. Entre los nuevos narradores existe una gran preocupación por la elaboración lingüística, por el ritmo de la prosa y por el empleo de imágenes y sugerencias, hasta tal punto que se ha hablado de una tendencia barroca en el estilo de estas novelas. Se combinan distintos registros idiomáticos, destacando el empleo de la variedad lingüística local, especialmente la lengua hablada o popular. La propensión al neologismo, propia del español de América, se convierte en literatura en la invención de un idioma como el «gíglico» de Rayuela, de Julio Cortázar.
· El lector: La complejidad estructural, narrativa y estilística exige una actitud participativa del lector.
2. ETAPAS:
2.1. La renovación de la narrativa
A partir de los años cuarenta se inicia un periodo de renovación que está basado en la presencia de los problemas existenciales junto a los sociales y la irrupción de realismo mágico y del realismo fantástico (El realismo mágico es una estética que integra lo maravilloso en el mundo narrado sin que produzca extrañeza o se perciba como opuesto o distinto a lo real. Lo maravilloso se basa, en muchas ocasiones, en creencias culturales de las distintas zonas de Hispanoamérica. La narrativa fantástica – realismo fantástico – introduce hechos extraordinarios o inexplicables que perturban el orden cotidiano, o crea mundos irreales que indagan en el enigma de la existencia. ) Los autores más significativos de esta renovación son:
1. Miguel Ángel Asturias, guatemalteco (1899-1974), dedica su novela más importante, El señor presidente (1946), a la figura del dictador, que sitúa en una atmósfera de pesadilla, donde se mezclan lo absurdo y lo grotesco. Su labor de estudioso de la cultura maya se refleja en Leyendas de Guatemala (1930) y Hombres de maíz (1949). En su «trilogía bananera» (en la que destaca El Papa verde, 1954) se denuncia la injerencia norteamericana en Centroamérica. Recibió el Nobel en 1967.
2. Alejo Carpentier, cubano (1904-1980) fue el primer teórico del realismo mágico en un prólogo escrito para El reino de este mundo (1949), historia sobre un levantamiento de esclavos en el Haití del siglo XVIII. En la misma época se ambienta El siglo de las luces (1962). Ambas novelas trazan un grotesco retrato de la fusión entre los ideales ilustrados y revolucionarios y la cultura africana de las Antillas. Con parecido estilo barroco se relata, en Los pasos perdidos (1953), un viaje a través de la selva que acaba atrapando a sus protagonistas..
3. Jorge Luis Borges
La obra narrativa de Borges comenzó con la publicación de Ficciones (1944), volumen que reunía dos libros de cuentos: El jardín de senderos que se bifurcan (1941) y Artificios (1944). Más tarde, en 1956, añadió tres nuevos cuentos. Su producción continuó con El Aleph (1949), El informe de Brodie (1970) y El libro de arena (1975), además de otros relatos recogidos en diferentes publicaciones.
La concepción idealista de Jorge Luis Borges lo llevó a construir mundos de ficción que cuestionan la lógica de la realidad. En sus textos, Borges plantea la dificultad de desentrañar las reglas que rigen el universo misterioso, ambiguo, caótico y complejo. En la realidad caben tanto lo racional como lo absurdo; el ser humano actúa respondiendo a causas que no suelen depender de su voluntad.
La mayoría de los cuentos borgianos se caracterizan por ilustrar narrativamente estas preocupaciones, con lo que los temas fundamentales de su obra son metafísicos: la búsqueda (los protagonistas se afanan por encontrar el sentido o el orden del mundo, por descifrar misterios o por encontrarse a sí mismos) y el tiempo.
Las historias fantásticas se sustentan, en muchos casos, en referencias a las filosofías europeas y orientales, la literatura inglesa, el pensamiento cristiano y la mitología clásica. Borges acude también a la tradición literaria argentina, alude a personas reales, incorpora sucesos autobiográficos o comenta libros apócrifos o de autores inventados. En sus textos, hay que destacar, además, la presencia constante de la ironía.
4. Juan Rulfo: su obra se reduce prácticamente a dos títulos: El llano en llamas (1933) y Pedro Páramo (1955), una de las novelas de mayor relevancia del período.
El llano en llamas
Este volumen reúne cuentos ambientados en zonas rurales que anticipa. los rasgos del realismo mágico de Pedro Páramo. Rulfo utiliza técnicas realistas al tiempo que incorpora en algunos relatos la visión mágica y misteriosa de un mundo desolado. A la realidad dura y brutal que viven los personajes se le añaden lo religioso, los milagros y las supersticiones.
Los temas principales de los relatos de El llano en llamas son la fatalidad, miseria, la violencia, la muerte y la culpa. La mayoría de las historias, narradas en primera persona, se caracterizan por su concisión. El lenguaje incluye rasgos dialectales y populares del discurso oral de los campesinos y enunciados breves en los que, en ocasiones, irrumpe lo poético.
Pedro Páramo
Esta novela presenta una complejidad estructural que la aparta totalmente de la narrativa tradicional anterior. Las historias narradas en la novela se desarrollan mediante una estructura fragmentaria, que dificulta su lectura, con saltos cronológicos y con la interpolación de distintos relatos y narradores.
La narración gira en torno a un personaje, Pedro Páramo, muerto ya en el tiempo del relato. El argumento es sencillo: Juan Preciado, por una promesa hecha a su madre, viaja a Comala en busca de su padre, Pedro Páramo, a quien no conoce Cuando llega, encuentra el pueblo deshabitado, lleno de fantasmas. Al darse cuenta de que está en un mundo de muertos él mismo muere de terror, mientras los difuntos narran los hechos acaecidos en vida del cacique Pedro Páramo, violento e inescrupuloso, y enamorado de Susana San Juan.
Así, se presentan tres espacios distintos: el pueblo idílico del recuerdo, el de la realidad en tiempos del cacique y el Comala seco, vacío e infernal de los muertos, cuyas voces recuerdan sus sufrimientos.
El personaje principal, Pedro Páramo, también se presenta en una doble vertiente: como cacique violento y ambicioso, y como enamorado desconsolado de Susana San Juan: todo lo que ha hecho en la vida ha sido para conseguirla, pero ella fallece.
La obra consta de sesenta y nueve fragmentos narrativos y en ella se pueden distinguir dos partes:
● Una en la que predomina la narración de Juan Preciado, que sigue un orden cronológico y ofrece las historias sobre Pedro Páramo que cuentan los habitantes con los que se encuentra y que no siguen un orden determinado.
● En la otra parte, en la que prima un narrador en tercera persona, continúan y concluyen las historias ocurridas en el pasado.
Esta técnica ofrece diversos puntos de vista sobre lo ocurrido y permite introducir sueños y fantasías de los personajes. En la novela se intercalan, además, recuerdos y pensamientos de Juan Preciado -que contrasta el pueblo actual con el lugar idílico descrito por su madre-, de Pedro Páramo y de Susana San Juan.
Esta novedad en la técnica narrativa y en el tratamiento del tiempo logra crear un mundo en el que se confunden la real y lo fantástico.
El estilo se caracteriza por un lenguaje sencillo y sobrio, mezclado con un discurso poético y con la recreación del habla popular.
Entre los temas principales cabe mencionar la búsqueda infructuosa del padre y del paraíso perdido, la frustración amorosa, la soledad y la desesperanza de unos personajes que nunca logran hacer realidad sus ilusiones
La novela incorpora aspectos de la tradición mexicana de la muerte, considerada como algo cotidiano, y creencias populares como la de las almas en pena. Tampoco se cumple la promesa de salvación de la religión cristiana: los personajes siguen vagando en el mundo de muertos en el que sufren, al negarles el representante de la Iglesia, el padre Rentería, la absolución de sus pecados.
2.2. El boom:
La década de los sesenta supone para la novela hispanoamericana una época de esplendor, con un elenco brillante y numeroso de novelistas, con una gran difusión internacional y éxito editorial sin precedentes. Este fenómeno literario se conoce con el nombre del boom de la novela hispanoamericana. Algunos autores son:
La obra del mexicano Carlos Fuentes (1928) presenta una serie de constantes, como la incansable experimentación narrativa y un análisis de la problemática social y política de su país, con especial atención a las consecuencias de la Revolución mexicana. Su primera novela, La región más transparente (1958), llamó la atención por su audacia experimental y su ambicioso fresco social de la ciudad de México. Otros títulos destacables son Cambio de piel (1967) y La cabeza de la hidra (1978). La muerte de Artemio Cruz, de 1962, supuso su consagración. A través de los recuerdos de un dirigente político corrupto que agoniza, se reconstruye la historia mexicana desde la revolución. La novela se estructura mediante tres distintos narradores y presenta abundantes saltos espaciotemporales.
Las novelas del argentino Julio Cortázar (1914-1984) se caracterizan por su radical experimentalismo formal y por su análisis del hombre contemporáneo. La presencia de lo fantástico en Cortázar tiene una ambientación más cosmopolita y más alejada de la realidad americana que en otros autores. Lo fantástico domina en Los premios (1960), mientras que Libro de Manuel (1974) es una crítica a las dictaduras con técnica de collage. Su principal novela, Rayuela, de 1963, es una referencia fundamental de la literatura hispanoamericana. Su estructura en secuencias sueltas permite distintas lecturas y, por tanto, diversas interpretaciones. Con ello pretende expresar mejor los temas del caos y el azar de la vida y de la relación entre el artista y lo creado. Quizá lo mejor de su obra sean sus cuentos (Bestiario, 1951; Final de juego, 1956; Todos los fuegos el fuego, 1966), en los que, con estilo ambiguo, irónico y tierno a la vez, lo fantástico y lo absurdo surgen en medio de lo cotidiano. Es autor de obras misceláneas como Historias de cronopios y de famas (1962) y La vuelta al día en ochenta mundos (1967).
El colombiano Gabriel García Márquez (1928) es el más famoso y leído de los grandes narradores hispanoamericanos. Su infancia en la costa caribeña le proporcionó temas e historias para crear el imaginario Macondo. Como otros escenarios míticos de la narrativa hispanoamericana, simboliza la conflictiva realidad de todo el continente y del ser humano en general. Allí ambientará sus primeras obras (El coronel no tiene quien le escriba, 1961; La mala hora, 1962), de desbordante imaginación.
Su gran éxito es Cien años de soledad, publicada en 1967, novela emblemática del boom y obra maestra del realismo mágico. Narra la historia de siete generaciones de una familia perseguida por un destino fatal, que resume simbólicamente la evolución sociopolítica del continente. De parecido estilo será El otoño del patriarca (1975), sobre un dictador. Sus siguientes obras (Crónica de una muerte anunciada, 1981; El amor en los tiempos del cólera, 1985), dotadas de la misma cuidada estructura y calidad literaria, se alejan ya del realismo mágico.
En la obra de Gabriel García Márquez, el periodismo y la literatura, sus dos oficios, se han entrecruzado muchas veces, corno en el apasionante reportaje Relato de un náufrago (1955) o en Noticia de un secuestro (1996). Entre sus últimas obras se encuentran también El general en su laberinto (1989), Doce cuentos peregrinos (1993), Del amor y otros demonios (1994) y la reciente novela Memoria de mis putas tristes (2004).
El escritor peruano Mario Vargas Llosa (1936) es otra de las grandes figuras de la narrativa hispanoamericana por su incansable indagación en las técnicas narrativas y por la complejidad de sus mundos novelescos.
Su primera obra, La ciudad y los perros, aparecida en 1962, que encabezó el boom, expresa, a través de la denuncia del machismo y la violencia de un colegio militar limeño, una crítica a la sociedad peruana. La casa verde (1966) entremezcla tres historias, ambientadas en tres lugares distintos de la selva, que confluyen en un prostíbulo.
Conversación en la Catedral (1970) es una de sus obras más ambiciosas y logradas. De compleja estructura, ofrece un desolador fresco de la sociedad peruana bajo una dictadura. Otras novelas interesantes son la humorística Pantaleón y las visitadoras (1973), la autobiográfica La tía Julia y el escribidor (1977) y la monumental La guerra del fin del mundo (1981), sobre una utópica rebelión campesina en Brasil. Ha escrito también cuentos, una excepcional novela corta ) Los cachorros, 1967) y teatro. Entre sus últimas publicaciones destacan La fiesta del chivo (2000) o El paraíso en la otra esquina (2003). Premio Nobel 2010.
2.3. Últimas tendencias
En los últimos años se aprecia un distanciamiento de la complejidad estructural y lingüística y del cuestionamiento de la realidad. Hay un regreso al realismo, un estilo más accesible, el presencia del humor y la parodia, preferencia por el tema del amor y, en general, predominio de la novela testimonial, histórica y detectivesca.