martes, 21 de mayo de 2024

Prueba

 


Prueba de Literatura Universal Ev III

Kavafis 

Pessoa 

Pizzarnik

Isaak Dinessen

Virginia Woolf

El boom: Márquez, Cortazar, Vargas Llosa.










Pizarnik



Virginia Woolf








lunes, 20 de mayo de 2024

Mario Vargas Llosa:




Resultado de imagen de vargas llosa caricatura
El escritor peruano es otra de las grandes figuras de la narrativa hispanoamericana por su incansable indagación en las técnicas narrativas y por la complejidad de sus mundos novelescos.
Su primera obra, La ciudad y los perros (1962), que encabezó el boom, expresa, a través de la denuncia del machismo y la violencia de un colegio militar limeño, una crítica a la sociedad peruana. Unos años más tarde, publicará La casa verde (1966), donde entremezcla tres historias, ambientadas en tres lugares distintos de la selva, que confluyen en un prostíbulo. Conversación en la Catedral (1970) es su obra más ambiciosa y lograda.
Su compleja estructura, con constantes saltos temporales y cambios de punto de vista, se articula en cuatro historias. Ofrece un desolador fresco de la sociedad peruana bajo una dictadura. A partir de este libro,
Vargas Llosa se distanció de los temas de mayor seriedad, como son la política y los problemas sociales, aunque no así de sus experiencias vitales, que continuaron siendo una fuente importante para su producción.

Relatos. Como todos los escritores del boom, Vargas LLosa es un magnífico cuentista. Nos remitimos a dos de sus primeras obras
Los jefes (1959) son un conjunto de relatos, unos más largos que otros, que tratan sobre distintos temas: problemas escolares, honras perdidas ..

Fotografía del autor
Fotografía del autoros cachorros (1967)es un libro corto que trata sobre la relación de un grupo de amigos desde la infancia hasta que son adultos. 
















Julio Cortázar

 

Escritor argentino, cuyas novelas se caracterizan por su radical experimentalismo formal y por su análisis del hombre contemporáneo, con sus preocupaciones existenciales y sociopolíticas.

Lo fantástico domina en Los premios (1960), mientras que Libro de Manuel (1974) es una crítica a las dictaduras usando la técnica del collage.

Su novela más célebre, Rayuela (1963), es una obra clave de la literatura hispanoamericana. Su estructura en secuencias sueltas permite distintas lecturas y, por tanto, diversas interpretaciones. Con ello pretendía expresar mejor los temas del caos y el azar de nuestra vida y de la relación entre el artista y lo creado

En los cuentos de Julio Cortázar las situaciones están llenas de confusiones que son creadas entre la ficción y la realidad. El autor deja brechas en las cuales el lector imagina parte de la historia de acuerdo a su discreción e inventiva.
En el cuento “Continuidad de los parques”, Cortázar desarrolla una cadena de eventos que van en compañía del suspenso que la situaciones requieren para mantener al lector en continuo interés. La realidad del hombre leyendo una novela confunde al lector entre la ficción y loreal; el leyente consigue imaginar el plan que se supone da muerte al hombre que lee la novela. Sin embargo, no es claro si la extrema concentración del hombre es lo que lo hace pensar en que él mismo es parte de la novela. Es donde entra en juego la imaginación del lector de interpretar los hechos ambiguos.
Algo semejante se aprecia en “Casa tomada”; en donde los protagonistas de la historiaque son un par de hermanos (Irene y su hermano). Ellos viven una relación muy estrecha.

Continuidad de los parques
[Cuento. Texto completo.]
Julio Cortázar
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.

Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.




García Márquez




Gabriel García Márquez 

Nació en 1927 en un pequeño pueblo de la costa colombiana, Aracataca, donde pasó la infancia con sus abuelos. En 1947 empieza a estudiar Derecho, carrera que abandona para dedicarse al periodismo. Su primera obra, La hojarasca, se publica en 1955, pero su gran éxito será Cien años de soledad, en 1967.  Durante su vida alterna su residencia entre México, Venezuela, Nueva York, Cartagena de Indias, La Habana, París… a veces debido a su trabajo como corresponsal periodísticoMuere en México D.F. en 2014. 

Sus temas son la soledad, la muerte y el amor (a veces tratado con tintes épicos, como en El amor en los tiempos del cólera, sobre un amor que tarda más de 50 años en consumarse), temas universales pero que él articula en un mundo muy singular. Este mundo bebe en primer lugar de la oralidad, de las historias que se contaban en su pueblo, pero también de ecos  de distintos autores como  Faulkner, Kafka, Borges o Virginia Woolf… además de la estética del realismo mágico o lo real maravilloso iniciada por los autores de la renovación. Estos términos, de Uslar Pietri y Alejo Carpentier, se refieren a una estética que integra lo maravilloso en el mundo narrado sin que produzca extrañeza o se perciba como opuesto o distinto a lo real y que para estos autores es la manera de presentar la auténtica esencia de Latinoamérica, sin deformarla con la estética realista europea. 

Por otro lado, hay que mencionar la tensión entre periodismo y relato. Márquez empezó como periodista, y esta fijación por el detalle exacto y revelador no le abandonará nunca (casi todas sus ficciones, incluso las en apariencia más extrañas, suelen tener un origen real). Esto se aprecia en obras como  Relato de un náufrago, que  surgió de una experiencia real siendo un joven redactor del periódico El espectador, de Bogotá, Crónica de una muerte anunciada (1981), que se estructura como una investigación del narrador sobre unos hechos acaecidos décadas antes, o Noticia de un secuestro, donde indaga en el narcotráfico y la violencia en Colombia.

También aparece con fuerza el trasfondo sociopolítico de América Latina, por ejemplo en  El otoño del patriarca,que es una  "novela de dictador" pero también, como él mismo señala, una alegoría sobre su propia soledad y frustración, así como en Cien años de soledad, publicada en 1967, novela emblemática del boom y obra maestra del realismo mágico. Esta obra narra la historia de siete generaciones de una familia perseguida por un destino fatal, que resume simbólicamente la evolución sociopolítica del continente. Esta novela se ambienta en Macondo, pueblo mítico creado a partir de su Aracataca natal y que aparece también en otras obras como La hojarasca, El coronel no tiene quien le escriba o el libro de cuentos Los funerales de la Mamá Grande. 

En 1982 recibe el Premio Nobel de Literatura por lograr mezclar “lo fantástico y lo real” a la vez que refleja “la vida y los conflictos de un continente”. Él mismo declaró que sentía que con este galardón se premiaba a toda la literatura latinoamericana.




El boom hispanoamericano

  




LA NOVELA Y EL CUENTO HISPANOAMERICANOS DESDE LA SEGUNDA MITAD  DE SIGLO XX HASTA NUESTROS DÍAS: JUAN RULFO


0. INTRODUCCIÓN

1. RASGOS DE LA NUEVA NARRATIVA
                1.1. Aspectos temáticos
                1.2. Aspectos formales


                2. ETAPAS:
                      2.1. La renovación de la  narrativa
                               - El realismo mágico
                                - El realismo fantástico
                     2.2 El boom
                     2.3. Últimas tendencias.

0. INTRODUCCIÓN

                En la evolución de la narrativa y el cuento hispanoamericanos han influido distintos factores: a)  las circunstancias  políticas, sociales y económicas (las consecuencias del colonialismo español, la constitución de estados independientes, la figura del dictador,  la Revolución mexicana, la Revolución cubana, los golpes de estado, las represiones brutales de los militares, el imperialismo americano, el desarrollo de las ciudades y el gran crecimiento de la clase media, las  políticas neoliberales, la globalización, los periodos de crisis, al emigración, la miseria, etc...)  que generaron en los autores una conciencia crítica; b) la importancia del paisaje y del mundo mítico de las culturas indígenas y afroamericanas;  c) la influencia de las literaturas europeas y norteamericana (  Proust, Joyce, Kafka, Faulkner, etc...); y d) el impulso de las vanguardias, generadoras de las primeras innovaciones que se alejaban del realismo tradicional.

                En cuanto al  panorama literario se distinguen dos grandes orientaciones: la realista y la innovadora, que llegó a su esplendor con las obras de la nueva narrativa (realismo mágico, realismo fantástico, boom de los años sesenta)

                La primera, que ocupa los  primeros treinta años, se fundamentaba en la  creencia de que es posible representar una realidad percibida como objetiva: el paisaje, el hombre y  los conflictos sociales y políticos. Presenta varias modalidades: a) novela de la revolución mexicana. Destaca Los de abajo (1915), de Mariano Azuela (1872­1952), que muestra escépticamente la guerra con toda su crudeza.; b) novela indigenista. Denuncia la opresión de los indios, como en Huasipungo (1934), del ecuatoriano Jorge Icaza (1906-1978), o en El mundo es ancho ajeno (1941), del peruano Ciro Alegría (1909-1967), que cuenta la destrucción de una comunidad indígena por intereses económicos; y c)  novela de la tierra. Con el tema de fondo del conflicto entre civilización y barbarie, se narra la fuerza destructora de la selva (La vorágine, 1924, del colombiano José Eustasio Rivera, (1888-­1928), el caciquismo latifundista (Doña Bárbara, 1929, del venezolano Rómulo Gallegos, (1884­-1968) .Y la vida de los gauchos (Don Segundo Sombra, 1926, del argentino Ricardo Güiraldes, 1886-1927).
                La segunda,  con los antecedentes del relato breve modernista de tema fantástico, que cultivó el propio Rubén Darío y  sus principales continuadores, el argentino Leopoldo Lugones, con relatos de temática misteriosa y mítica, y el uruguayo Horacio Quiroga (1878-1937), uno de los más destacados cuentistas latinoamericanos de su tiempo,  se desarrolla a partir de los años cuarenta. El contenido narrativo  se amplía con la introducción de temas urbanos sociales y existenciales. La estructura, por su parte, será compleja y  la técnica narrativa se enriquecerá con innovaciones de la novela europea y norteamericana. La obra de Jorge Luis Borges y la influencia del surrealismo fueron fundamentales en este proceso de cambio. En la nueva narrativa se observan distintas tendencias, aunque destacan especialmente el realismo mágico, que incorpora elementos maravillosos, y el realismo fantástico, que introduce en la aparente lo irracional, lo inexplicable, o que presenta la realidad como una ficción, una ilusión.

1. RASGOS DE LA NUEVA NARRATIVA

1.1. Aspectos temáticos

                A pesar de la lógica variedad en un ámbito cultural tan amplio como el hispanoamericano, pueden destacarse ciertas constantes:

◙ Lo mágico. La razón no es suficiente para dar cuenta de la realidad. Lo irracional aparece como un ingrediente más de la realidad cotidiana Las historias incorporan lo mágico y lo maravilloso, que proceden de creencias populares, de mito prehispánicos, supersticiones, sueños, etc... Lo extraordinario no solo es admisible, sino habitual. Esta es la línea del realismo mágico.
◙ Lo fantástico. Se percibe una realidad compleja, desordenada, ambigua, que se refleja, bien en la irrupción de lo misterioso, lo inexplicable o lo irracional en la vida cotidiana, bien en la creación de mundos ficticios en los que se especula acerca de la realidad y la posibilidad de conocerla.
◙ La condición humana. Se plantean los grandes problemas del ser humano en la sociedad contemporánea, enraizados en la situación histórica, social y física de Hispanoamérica. Destaca la búsqueda de identidad de los protagonistas, simbolizada, en ocasiones, mediante el viaje geográfico o los hechos históricos que han marcado la cultura hispanoamericana. La visión, en general, es bastante pesimista: predominan el fatalismo y la desesperanza (Rulfo), la derrota y la infelicidad de los protagonistas (Cortázar, Onetti), y la soledad y la circularidad de la historia (García Márquez).
◙ La literatura. Los narradores muestran en sus obras la preocupación por la creación literaria y exponen sus opiniones (Borges, Cortázar).
◙ El humor. Presenta diversas expresiones: la burla divertida (Cabrera Infante), la sátira (García Márquez, Vargas Llosa) y el humor metafísico o trágico (Borges, Cortázar).
◙ El erotismo. Forma parte de la condición humana y aparece relacionado con las circunstancias sociales y culturales de los personajes, aunque, en general, el amor no constituye una salida de la angustia existencial.

1.2. Aspectos formales:

                La renovación atañe a las técnicas narrativas y al lenguaje y afecta, básicamente, a:

·  La estructura. Sufre una notable complicación : fragmentación, presencia de historias alternadas o intercaladas, etc...
· El narrador. El narrador omnisciente se combina con otras voces narrativas ( protagonista, personaje o testigo),  lo que conduce a la multiplicidad.
· El tiempo. Se rompe la linealidad temporal por medio de la inversión temporal (los saltos temporales, las anticipaciones, los regresos al pasado, las alternancias)   o el caos temporal, que se obtiene combinando todos los procedimientos mencionados unidos al sueño, el recuerdo y la alucinación.
· El espacio. Lo mismo que con el tiempo
· El estilo: sobresale por la diversidad y mezcla: directo, indirecto, directo libre, indirecto libre, monólogo interior (167)
· El lenguaje. Entre los nuevos narradores existe una gran preocupación por la elaboración lingüística, por el ritmo de la prosa y por el empleo de imágenes y sugerencias, hasta tal punto que se ha hablado de una tendencia barroca en el estilo de estas novelas. Se combinan distintos registros idiomáticos, destacando el empleo de la variedad lingüística local, especialmente la lengua hablada o popular. La propensión al neologismo, propia del español de América, se convierte en literatura en la invención de un idioma como el «gíglico» de Rayuela, de Julio Cortázar.
· El lector: La complejidad estructural, narrativa y estilística exige una actitud participativa  del lector.

2. ETAPAS:

2.1. La renovación de la  narrativa
                 
                A partir de los años cuarenta se inicia un periodo de renovación que está basado en la presencia de los problemas existenciales  junto a los sociales y la irrupción de realismo mágico y del realismo fantástico (El realismo mágico es una estética que integra lo maravilloso en el mundo narrado sin que produzca extrañeza o se perciba como opuesto o distinto a lo real. Lo maravilloso se basa, en muchas ocasiones, en creencias culturales de las distintas zonas de Hispanoamérica. La narrativa fantástica – realismo fantástico – introduce hechos extraordinarios o inexplicables que perturban el orden cotidiano, o crea mundos irreales que indagan en el enigma de la existencia. ) Los autores más significativos de esta renovación son:

1. Miguel Ángel Asturias, guatemalteco (1899-1974), dedica su novela más importante, El señor presidente (1946), a la figura del dictador, que sitúa en una atmósfera de pesadilla, donde se mezclan lo absurdo y lo grotesco. Su labor de estudioso de la cultura maya se refleja en Leyendas de Guatemala (1930) y Hombres de maíz (1949). En su «trilogía bananera» (en la que destaca El Papa verde, 1954) se denuncia la injerencia norteamericana en Centroamérica. Recibió el Nobel en 1967.

2. Alejo Carpentier,  cubano (1904-1980) fue el primer teórico del realismo mágico en un prólogo escrito para El reino de este mundo (1949), historia sobre un levantamiento de esclavos en el Haití del siglo XVIII. En la misma época se ambienta El siglo de las luces (1962). Ambas novelas trazan un grotesco retrato de la fusión entre los ideales ilustrados y revolucionarios y la cultura africana de las Antillas. Con parecido estilo barroco se relata, en Los pasos perdidos (1953), un viaje a través de la selva que acaba atrapando a sus protagonistas..

3. Jorge Luis Borges   

                La obra narrativa de Borges comenzó con la publicación de Ficciones (1944), volumen que reunía dos libros de cuentos: El jardín de senderos que se bifurcan (1941) y Artificios (1944). Más tarde, en 1956, añadió tres nuevos cuentos. Su producción continuó con El Aleph (1949), El informe de Brodie (1970) y El libro de arena (1975), además de otros relatos recogidos en diferentes publicaciones.
                La concepción idealista de Jorge Luis Borges lo llevó a construir mundos de ficción que cuestionan la lógica de la realidad. En sus textos, Borges plantea la dificultad de desentrañar las reglas que rigen el universo misterioso, ambiguo, caótico y complejo. En la realidad caben tanto lo racional como lo absurdo; el ser humano actúa respondiendo a causas que no suelen depender de su voluntad.
                La mayoría de los cuentos borgianos se caracterizan por ilustrar narrativamente estas preocupaciones, con lo que los temas fundamentales de su obra son metafísicos: la búsqueda (los protagonistas se afanan por encontrar el sentido o el orden del mundo, por descifrar misterios o por encontrarse a sí mismos) y el tiempo.
                Las historias fantásticas se sustentan, en muchos casos, en referencias a las filosofías europeas y orientales, la literatura inglesa, el pensamiento cristiano y la mitología clásica. Borges acude también a la tradición literaria argentina, alude a personas reales, incorpora sucesos autobiográficos o comenta libros apócrifos o de autores inventados. En sus textos, hay que destacar, además, la presencia constante de la ironía.

4. Juan Rulfo: su obra  se reduce prácticamente a dos títulos: El llano en llamas (1933)  Pedro Páramo (1955), una de las novelas de mayor relevancia del período.

El llano en llamas

                Este volumen reúne cuentos ambientados en zonas rurales que anticipa. los rasgos del realismo mágico de Pedro Páramo. Rulfo utiliza técnicas realistas al tiempo que incorpora en algunos relatos la visión mágica y misteriosa de  un mundo desolado. A la realidad dura y brutal que viven los personajes se le añaden lo religioso, los milagros y las supersticiones.
                Los temas principales de los relatos de El llano en llamas son la fatalidad,  miseria, la violencia, la muerte y la culpa. La mayoría de las historias, narradas  en primera persona, se caracterizan por su concisión. El lenguaje incluye rasgos dialectales y populares del discurso oral de los campesinos y enunciados breves en los que, en ocasiones, irrumpe lo poético.

Pedro Páramo

                Esta novela  presenta una complejidad estructural que la aparta totalmente de la narrativa tradicional anterior. Las historias narradas en la novela se desarrollan mediante una estructura fragmentaria, que dificulta su lectura, con saltos cronológicos y con la interpolación de distintos relatos y narradores.
                La narración gira en torno a un personaje, Pedro Páramo, muerto ya en el tiempo del relato. El argumento es sencillo: Juan Preciado, por una promesa hecha a su madre, viaja a Comala en busca de su padre, Pedro Páramo, a quien no conoce Cuando llega, encuentra el pueblo deshabitado, lleno de fantasmas. Al darse cuenta de que está en un mundo de muertos él mismo  muere de terror, mientras los difuntos narran los hechos acaecidos en vida del cacique Pedro Páramo, violento e inescrupuloso, y enamorado de Susana San Juan.
                Así, se presentan tres espacios distintos: el pueblo idílico del recuerdo, el de la realidad en tiempos del cacique y el Comala seco, vacío e infernal de los muertos, cuyas voces recuerdan sus sufrimientos.
                El personaje principal, Pedro Páramo, también se presenta en una doble vertiente: como cacique violento y ambicioso, y como enamorado desconsolado de Susana San Juan: todo lo que ha hecho en la vida ha sido para conseguirla, pero ella fallece.
                La obra consta de sesenta y nueve fragmentos narrativos y en ella se pueden distinguir dos partes:
          ● Una en la que predomina la narración de Juan Preciado, que sigue un orden cronológico y ofrece las historias sobre Pedro Páramo que cuentan los habitantes con los que se encuentra y que no siguen un orden determinado.
         ● En la otra parte, en la que prima un narrador en tercera persona, continúan y concluyen las historias ocurridas en el pasado.
                Esta técnica ofrece diversos puntos de vista sobre lo ocurrido y permite introducir sueños y fantasías de los personajes.  En la novela se intercalan, además, recuerdos y pensamientos de Juan Preciado -que contrasta el pueblo actual con el lugar idílico descrito por su madre-, de Pedro Páramo y de Susana San Juan.
                Esta novedad en la técnica narrativa y en el tratamiento del tiempo logra crear un mundo en el que se confunden la real y lo fantástico.
                El estilo se caracteriza por un lenguaje sencillo y sobrio, mezclado con un discurso poético y con la recreación del habla popular.
                Entre los temas principales cabe mencionar la búsqueda infructuosa del padre y del paraíso perdido, la frustración amorosa, la soledad y la desesperanza de unos personajes que nunca logran hacer realidad sus ilusiones
                La novela incorpora aspectos de la tradición mexicana de la muerte, considerada como algo cotidiano, y creencias populares como la de las almas en pena. Tampoco se cumple la promesa de salvación de la religión cristiana: los personajes siguen vagando en el mundo de muertos  en el que sufren, al negarles el representante de la Iglesia, el padre Rentería, la absolución de sus pecados.

2.2. El boom:
               
                La década de los sesenta supone para la novela hispanoamericana una época de esplendor, con un elenco brillante y numeroso de novelistas, con una gran difusión internacional y éxito editorial sin precedentes. Este fenómeno literario se conoce con el nombre del boom de la novela hispanoamericana. Algunos autores son:
                La obra del mexicano Carlos Fuentes (1928) presenta una serie de constantes, como la incansable experimentación narrativa un análisis de la problemática social política de su país, con especial atención a las consecuencias de la Revolución mexicana.  Su primera novela, La región más transparente (1958), llamó la atención por su audacia experimental su ambicioso fresco social de la ciudad de México. Otros títulos destacables son Cambio de piel (1967) La cabeza de la hidra (1978). La muerte de Artemio Cruz, de 1962, supuso su consagración. A través de los recuerdos de un dirigente político corrupto que agoniza, se reconstruye la historia mexicana desde la revolución. La novela se estructura mediante tres distintos narradores presenta abundantes saltos espacio­temporales.

                Las novelas del argentino Julio Cortázar (1914-1984) se caracterizan por su radical experimentalismo formal y por su análisis del hombre contemporáneo. La presencia de lo fantástico en Cortázar tiene una ambientación más cosmopolita y más alejada de la realidad americana que en otros autores. Lo fantástico domina en Los premios (1960), mientras que Libro de Manuel (1974) es una crítica a las dictaduras con técnica de collage. Su principal novela, Rayuela, de 1963, es una referencia fundamental de la literatura hispanoamericana. Su estructura en secuencias sueltas permite distintas lecturas y, por tanto, diversas interpretaciones. Con ello pretende expresar mejor los temas del caos el azar de la vida de la relación entre el artista lo creado. Quizá lo mejor de su obra sean sus cuentos (Bestiario, 1951; Final de juego, 1956; Todos los fuegos el fuego, 1966), en los que, con estilo ambiguo, irónico tierno a la vez, lo fantástico lo absurdo surgen en medio de lo cotidiano. Es autor de obras misceláneas como Historias de cronopios y de famas (1962) La vuelta al día en ochenta mundos (1967).

                El colombiano Gabriel García Márquez (1928) es el más famoso leído de los grandes narradores hispanoamericanos. Su infancia en la costa caribeña le proporcionó temas e historias para crear el imaginario Macondo. Como otros escenarios míticos de la narrativa hispanoamericana, simboliza la conflictiva realidad de todo el continente del ser humano en general. Allí ambientará sus primeras obras (El coronel no tiene quien le escriba, 1961; La mala hora, 1962), de desbordante imaginación.
                Su gran éxito es Cien años de soledad, publicada en 1967, novela emblemática del boom obra maestra del realismo mágico. Narra la historia de siete generaciones de una familia perseguida por un destino fatal, que resume simbólicamente la evolución sociopolítica del continente. De parecido estilo será El otoño del patriarca (1975), sobre un dictador. Sus siguientes obras (Crónica de una muerte anunciada, 1981; El amor en los tiempos del cólera, 1985), dotadas de la misma cuidada estructura calidad literaria, se alejan ya del realismo mágico.
                En la obra de Gabriel García Márquez, el periodismo la literatura, sus dos oficios, se han entrecruzado muchas veces, corno en el apasionante reportaje Relato de un náufrago (1955) o en Noticia de un secuestro (1996). Entre sus últimas obras se encuentran también El general en su laberinto (1989), Doce cuentos peregrinos (1993), Del amor otros demonios (1994) la reciente novela Memoria de mis putas tristes (2004).

                El escritor peruano Mario Vargas Llosa (1936) es otra de las grandes figuras de la narrativa hispanoamericana por su incansable indagación en las técnicas narrativas por la complejidad de sus mundos novelescos.
                Su primera obra, La ciudad los perros, aparecida en 1962, que encabezó el boom, expresaa través de la denuncia del machismo la violencia de un colegio militar limeño, una crítica a la sociedad peruana. La casa verde (1966) entremezcla tres historias, ambientadas en tres lugares distintos de la selva, que confluyen en un prostíbulo.
Conversación en la Catedral (1970) es una de sus obras más ambiciosas logradas. De compleja estructura, ofrece un desolador fresco de la sociedad peruana bajo una dictadura. Otras novelas interesantes son la humorística Pantaleón las visitadoras (1973), la autobiográfica La tía Julia el escribidor (1977) la monumental La guerra del fin del mundo (1981), sobre una utópica rebelión campesina en Brasil. Ha escrito también cuentos, una excepcional novela corta ) Los cachorros, 1967) y teatro. Entre sus últimas publicaciones destacan La fiesta del chivo (2000)  o El paraíso en la otra esquina (2003). Premio Nobel 2010.

2.3. Últimas tendencias
                En los últimos años se aprecia un distanciamiento de la complejidad estructural y lingüística y del cuestionamiento de la realidad. Hay un regreso al realismo, un estilo más accesible, el presencia del humor y la parodia, preferencia por el tema del amor y, en general, predominio de la novela testimonial, histórica y detectivesca.



El boom de la novela hispanoamericana (años 60). Características, autores

Durante la década de los sesenta se produce un fenómeno literario conocido como el “boom” de la narrativa hispanoamericana, que designa la gran cantidad de títulos que aparecieron en muy poco tiempo y se difundieron por todo el mundo. El “boom”, que supuso la difusión internacional de la literatura latinoamericana, se produce por dos razones:
·La industria española del libro intentaba recuperar el mercado hispanoamericano, que había perdido con motivo de la Guerra Civil en 1936. Algunas editoriales comenzaron a promocionar desde España a escritores hispanoamericanos;
·La revolución cubana, que triunfó en 1959, supuso para muchos de los escritores la revelación del camino que debían seguir sus propios países. Algunos de ellos (Cortázar, García Márquez…) se dedicaron a hacer campaña en favor de lo que estaba ocurriendo en Cuba, incluso después del endurecimiento político del régimen instaurado por Fidel Castro.
Sin embargo, y a pesar de las razones políticas y económicas que sirvieron para impulsar este fenómeno, el “boom” se hubiese extinguido si de él no hubiera formado parte un extraordinario grupo de obras y de narradores, entre los que se cuentan La ciudad y los perros, de Vargas Llosa, Rayuela, de Julio Cortázar, oCien años de soledad, de García Márquez.
1.Los narradores manifiestan la necesidad de renovar las formas expresivas. Los autores incorporan gran variedad de registros lingüísticos (como hace Vargas Llosa en Conversación en la Catedral) y experimentan también con los signos de puntuación (como García Márquez en El otoño del Patriarca) o con la coherencia del discurso (como Cortázar en algunos de sus cuentos). Por otra parte, los escritores acaban con la presencia del narrador único en la novela..
2.El monólogo interior y el estilo indirecto libre son las técnicas narrativas más usuales. A menudo se suprimen los marcadores formales: guiones, verba dicenci, etc. y se alternan los monólogos de distintos personajes.
3.Se rompe con la ordenación del espacio y del tiempo, como hace Juan Rulfo en Pedro Páramo.
4.Los narradores vierten en sus creaciones opiniones sobre lo que debe ser la novela. Los autores introducen en la narración materiales de distinta procedencia: periódicos (como Cortázar en El libro de Manuel), radio (como Vargas Llosa en La tía Julia y el escribidor), cine (como Manuel Puig en El beso de la mujer araña).
5.El sexo es un tema que está muy presente en las novelas. Prensente en libros como en Rayuela o la zoofilia  en La ciudad y los perros.
6.Los escritores pretenden romper con la sociedad actual y su sistema de valores. Es frecuente que creen espacios míticos,  como el Macondo en Cien años de soledad. En otras ocasiones, se mitifican espacios reales conocidos, como los burdeles en La casa verde, de Vargas Llosa, o el hogar familiar en La casa de los espíritus, de Isabel Allende;
7.El escritor narra desde el yo. A veces, el yo se puede desdoblar en varias personalidades, como en el relato de Borges titulado “El otro”.
8.En mayor o menor medida, los narradores cuestionan la hegemonía de lo real. Buscan lo fantástico(como Borges en sus relatos), lo mágico (como García Márquez en Cien años de soledad), lo absurdo (como Cortázar en sus cuentos), lo exagerado (como Cabrera Infante en Tres tristes tigres) o el humor (como Vargas Llosa en Pantaleón y las visitadoras).
El realismo mágico es un modo de narrar en el que lo prodigioso forma parte inseparable de la realidad. Los países hispanoamericanos pertenecen a una sociedad rural y preindustrial en la está muy presente el componente mítico del pensamiento humano.La novela reflejará las desigualdades de la pirámide social: los problemas sociales se van a centrar en la situación del indígena, por ello, es la novela indigenista. Los autores más importantes del boom son:Julio Cortázar: su novela Rayuela(1963) fue una conmoción, por su complejidad estilística y por su singular composición. En obras posteriores, Cortázar deja traslucir a veces su atención por los problemas de nuestro tiempo, pero desde una posición ideológica tan revolucionaria con las luchas sociales y políticas como su posición estética. Así ocurre en La vuelta al día en ochenta mundos.
Gabriel García Márquez: su obra Cien años de soledad(1967) se considera la obra clave del boom. La novela recoge, a manera de síntesis, todos los elementos de la narrativa americana: la naturaleza, los problemas sociales y políticos o las realidades humanas más elementales; pero todo ello traspasado por lo lírico y lo mágico, y perfectamente hilvanado en la historia de la familia Buendía y del poblado de Macondo. El autor relata, a través de una magistral exhibición de recursos, la génesis de Macondo y su apocalíptica destrucción. La novela es un ejemplo perfecto de realismo mágico: hay una ausencia de fechas históricas pero se mencionan años y meses específicos; la caracterización de los personajes también es propia de esta tendencia: son únicos y a la vez arquetípicos.  La producción narrativa de García Márquez sigue creciendo con obras como Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera y otras..


 Comienzo de Cien años de Soledad

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. “Las cosas tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de despertarles el ánima”. José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse de aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra. Melquíades, que era un hombre honrado, le previno: “Para eso no sirve”.